lunes, 6 de julio de 2015

Brújulas que buscan sonrisas perdidas - Albert Espinosa


Un libro corto, un rato de evadirte del exterior y esconderte en el interior, un pequeño dulce sin más,
algo que empezar y terminar sin grandes expectativas que romper pero con posibilidad de sorprender…

“Brújulas que buscan sonrisas perdidas” es el libro perfecto para una tarde de verano en la piscina, el campo o el sofá, junto a un vaso bien frío de limonada  y el móvil desconectado.

Los llamados “libros para el verano” (matizo: los buenos “libros de verano”)deberían tener categoría de “Best Sellers”, al fin y al cabo, por regla general, nos dan todo lo que un buen lector necesita para desconectar: entretenimiento de forma condensada sin tener que hacer mucho esfuerzo (para eso ya tenemos otro tipo de lectura) y terminarlo con la sensación de querer mas pero sabiendo que de haber durado mas no hubiera sido lo mismo.
Si a esto le sumamos que sin hacer el esfuerzo antes mencionado puedes encontrarte interesantes y revitalizantes pensamientos o ideas….. surge  cualquier de los libros de Albert Espinosa.

He terminado “Brújulas que buscan sonrisas perdidas” con la sensación de que hay varias posibilidades de catalogar el libro, y según quien lo lea lo verá de una forma u otra: tal vez para unos cuente la relación entre padre e hijo; para otros podría contar como afecta el paso del tiempo en las personas, en sus ideas; podría ser también un libro sobre la añoranza de tiempos pasados y de lo que pudo ser, o tal vez de todo aquello que cambiarías, de lo que te arrepientes; sobre la tristeza de los perdido y el miedo a lo que vas a perder irremediablemente; también un libro sobre el aprendizaje a base de los golpes de la vida, el perdón, el orgullo…; de la fuerza para seguir adelante; del amor y su dolor; de la pérdida física y la pérdida de la persona que era….

Todas ellas existen en el libro y surgen a partir del protagonista, un hombre a quien la promesa de cuidar a su padre, enfermo que ya no es quien fue y  con quien su relación nunca ha sido fácil, le hace reflexionar sobre su pasado, su presente y como quiere afrontar el futuro.

Personalmente me quedo con la visión de las  historias de amor, esas que a lo largo del libro te va contando con cuentagotas, la central, el amor y amor deseado con su padre; el amor perdido antes de tiempo y añorado de su madre;  y el amor doloroso hacia su mujer.

La forma de escribir de Albert Espinosa, como él, no es típica. Una historia central en la que de repente el personaje hace un paréntesis donde, literalmente, sientes como desconecta de lo que en ese momento esté haciendo para irse mucho tiempo atrás o simplemente reflexionar, y es en esa reflexión cuando te cuenta pequeños detalles de historias paralelas, de donde surgen los “porqués” a su forma de actuar en el momento actual. Una forma de mantener al lector pendiente y con ganas de saber más de las otras historias (en este caso la de sus hermanos, su madre o su mujer) mientras la historia central avanza (su padre).

“Brújulas que buscan sonrisas perdidas” es un libro sencillo, de emociones a flor de piel que lo hacen más humano y cercano si cabe, y que hacen que te sientas representado. Como siempre, Albert Espinosa, es la prueba palpable de que no hacen falta grandes bloques de páginas ni adentrarse en el mundo de la filosofía pura y dura (si no se quiere), para removerte la conciencia y hacer surgir las ideas más antiguas sobre el ser humano y sus actitudes ante la vida.
“Menos es más” y Albert Espinosa ha vuelto a cumplirlo con creces.

FRAGMENTOS DESTACADOS

“Traumas de la infancia, al fin y al cabo es lo que somos cada uno de nosotros, traumas de la infancia….”

“Nadie se paró a preguntar que me pasaba. El dolor ajeno tan sólo provoca extrañeza si es mostrado en público”

“Mi mujer siempre decía que cuando algo irrepetible, había que respirarlo… Ella inspiraba recuerdo… Sobretodo olores de verano… Decía que los guardaba para cuando llegaba el invierno. No le gustaba el frío. Siempre me dijo que una parte de su cerebro albergaba olores de verano para combatir el invierno”.

“Ya casi no quedan sorpresas de verdad y, supongo que por ello tampoco emociones reales en forma de respuesta… Y quizá por ello, cuando te encuentras con una, te fascina tanto…”

“Tenéis que prometerme que nunca tendréis tanto miedo que os impida actuar con normalidad…”

“Siempre he creído que una persona que no permite que vean sus ojos siente mucho placer o mucho dolor… Y es que cuando los cierras completamente solo puede significar que estas en tu propio mundo…  Y los mundos propios suelen ser tan personales que necesitas que el exterior no te salpique…”

“Que si el cuerpo come cosas que no son sanas y las convierte en velocidad y en energía… el alma puede llegar a hacer lo mismo con las malas experiencias del corazón.. que de todo se puede aprender…”

“Cumplí siempre la promesa con ella… Siempre le fui sincero en todo.. Y eso, tenía razón, era más que decir la verdad… Era hacer equipo, saber que siempre estarás allí, significa ser tierra firma para el otro… Piedras a las que podrás saltar de un brinco sin miedo a caer en el agua…”


“Siempre nos enseñó que las grandes cosas están hechas de las pequeñas… Si cuidas las pequeñas cosas, las convertirás en grandes… Si cuidas sólo las grandes, siempre serás pequeño”.

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