martes, 16 de abril de 2013

Fragmento del martes

"Aquella noche había dos lunas. A ambas les faltaban dos días para el plenilunio. Aomame, con una copa de coñac en la mano, contempló durante un buen rato la pareja de lunas, la grande y la pequeña, como si contemplara un enigma irresoluble. Cuánto más miraba, más incomprensible le parecía aquella combinación. Si fuera posible, le gustaría inquirir directamente a la Luna."¿A qué se debe que de repente te haya salido esa pequeña acompañante de color verde?" Pero la Luna no le contestaría, por supuesto.
La luna había contemplado la Tierra de cerca durante más tiempo que nadie. Tal vez hubiera sido testigo de todos los fenómenos acaecidos en la Tierra, de todos los actos cometidos en ella. Sin embargo, permanecía en silencio, no los contaba. Cargaba con un voluminoso pasado, fría y certeramente. En ella no había aire ni viento. Su vacío era idóneo para conservar intactos los recuerdos. Nadie podía abrir el corazón de la Luna. Aomame alzó la copa hacia ella.
-¿Has dormido abrazada a alguien últimamente? -le preguntó Aomame.
La Luna no respondió.
-¿Tienes amigos? - preguntó Aomame.
La Luna no respondió.
-¿No te cansa vivir siempre así de impasible?
La Luna no respondió."

1Q84
Haruki Murakami
Traducción: Gabriel Álvarez Martínez

No hay comentarios: